El místico manifiesta el grado más elevado de desinterés de que sean
capaces los seres humanos y por ello puede trascender las limitaciones
comunes en forma más completa de lo que pueden hacerlo los hombres de
ciencia, los filósofos o los artistas. Lo que él descubre más allá de
las fronteras del universo del hombre sensual medio, es la realidad
espiritual que subyace y que une a todas las cosas que existen, y que
son aparentemente distintas: una realidad en la que él mismo puede
fundirse y de la que puede extraer fuerzas morales y hasta físicas que,
comparadas con las comunes, sólo podrían calificarse de supernormales.
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